Presentación
El artículo que sigue a continuación es el resultado de la búsqueda, del compendio —sobretodo a partir de las posibilidades que nos ofrece Internet—, y de los retazos añadidos fruto de la propia visión personal vivida en el lugar, en una observación que intentó ir más allá de la tópica visita de un turista accidental.
Por ello —y teniendo en cuenta el perfil del lector de la Revista “Psicosocial & Emergencias”—, he considerado que el planteamiento del texto debía estar basado en tres aspectos fundamentales: por una parte, tener presente qué ocurrió en Pompeya, cuales fueron las causas y consecuencias de la catástrofe, por otro lado, recoger el testimonio de los que presenciaron la misma y por último, reflexionar sobre las medidas preventivas en el aquí y ahora.
Y todo ello, con el deseo de que encontréis en estas páginas, entretenimiento, caminos para análisis más profundos y un punto para la reflexión.
Pompeya: breve descripción e información general
Pompeya fue una ciudad de la Antigua Roma ubicada junto con Herculano y otros pueblos más pequeños en la región de Campania, cerca de la hoy moderna ciudad de Nápoles y situados alrededor de la bahía del mismo nombre. Dichos lugares, fueron totalmente destruidos y enterrados por la violenta erupción del Monte Vesubio el 24 de agosto del año 79 d. C.. En la actualidad, la nueva Pompeya cuenta con unos 26.000 habitantes. Una población muy parecida en número a la que había en el momento de la catástrofe.
Para saber más (historia, etimología, monumentos, etc.), puedes acudir a la información y enlaces que ofrece Wikipedia.
La gran erupción: año 79
Antecedentes. La antesala de la catástrofe natural: año 62
En el año 62, un terremoto dañó seriamente Pompeya y otras ciudades cercanas. Durante el período que va entre ese año y el año 79, año de la erupción del Vesubio, la ciudad fue reconstruida, quizá con mayor suntuosidad en los edificios y el arte que antes. En el momento de la erupción, la cercanía de las próximas elecciones para ocupar cargos públicos servía de acicate a los más ricos de la ciudad para destinar dinero a la reparación de templos y otros edificios públicos, intentando ganarse así el voto popular.
La catástrofe del 79 y sus consecuencias
Las sacudidas se iniciaron a principios del mes de Agosto del 79. Posteriormente, el 20 de Agosto, comenzaron a producirse pequeños terremotos, cuya frecuencia aumento durante los cuatro días siguientes. Pero estas advertencias no fueron escuchadas (hay que señalar que los romanos no conocían el concepto de volcán, sólo una vaga idea sobre montañas similares como el Monte Etna, hogar de Vulcano). En la tarde del 24 de agosto, comenzó la catastrófica erupción del volcán, devastando la región y sepultando Pompeya y otras poblaciones.
Se estima que en Pompeya vivían de unas 10.000 a 20.000 personas, mientras que Herculano debía tener una población de unos 5.000. No se sabe cuanta gente pereció por la erupción, aunque han sido recuperados unos 1.150 restos de cuerpos; para afinar la cifra habría que hacer moldes con sus impresiones en los depósitos de ceniza y los alrededores de Pompeya. En Herculano se han hallado restos de unos 350 cuerpos (300 en criptas arqueadas descubiertas en 1980). Sin embargo, estos números podrían ser sólo un pequeño indicador de la, enorme e infravalorada, cifra total de muertes que hubo en la región afectada por la erupción.
El 38% de las víctimas de Pompeya se hallaron en los depósitos de ceniza; la mayoría dentro de edificaciones. Se cree que murieron principalmente por el derrumbe de los tejados. Fuera de los edificios se encontró un escaso número de víctimas, que probablemente murieron por caídas de tejas o de grandes rocas proyectadas por el Vesubio. Esto difiere de la experiencia actual, puesto que en los últimos cuatrocientos años sólo un 4% de las víctimas murieron por lluvia de cenizas durante erupciones explosivas. El 62% restante de restos hallados en Pompeya, lo fueron en las oleadas de depósitos piroclásticos, y por lo tanto, murieron debido a ellas; probablemente por una combinación de asfixia, durante la inhalación de ceniza, la onda expansiva y los escombros proyectados a su alrededor. En contraste con las víctimas halladas en Herculano, el examen de la ropa, de los frescos y de los esqueletos demuestra que es poco probable que las altas temperaturas fueran una causa significativa.
Herculano, mucho más cercana al cráter, se salvó de la avalancha de tefra gracias a la dirección del viento, aunque quedó sepultada bajo 23 metros de material depositado por oleadas piroclásticas. Es probable que la mayoría, o todas las víctimas de esta ciudad murieran por las oleadas, particularmente por las pruebas de altas temperaturas halladas en los esqueletos de las víctimas encontradas en las criptas arqueadas, y la existencia de madera carbonizada en muchos de los edificios.
Pompeya y Herculano nunca fueron reconstruidas, aunque sobrevivieron habitantes de dichas ciudades y probablemente los saqueadores emprendieron un intensivo y salvaje trabajo tras las destrucciones. La erupción cambió el curso del río Sarno y levantó la playa, por eso Pompeya no tiene hoy ningún río ni está adyacente a la costa.
La localización de las ciudades fue olvidada hasta su accidental redescubrimiento en el siglo XVIII. El propio Vesubio ha experimentado grandes cambios: sus laderas están desprovistas de vegetación y su cumbre ha cambiado considerablemente debido a la fuerza de la erupción.
Los Testimonios de Plinio el Joven y Plinio el Viejo
Plinio el Joven
El único superviviente y testigo ocular fiable relata que el suceso fue registrado por Plinio el Joven en una famosa carta remitida al historiador Tácito. […] Lo observó desde Miseno, (cabo junto a Cumas y distante unos 35 kilómetros del volcán):
“Se encontraba en Miseno al mando de la flota. El 24 de agosto, como a la séptima hora, mi madre le hace notar que ha aparecido en el cielo una nube extraña por su aspecto y tamaño. Él había tomado su acostumbrado baño de sol, había tomado luego un baño de agua fría, había comido algo tumbado y en aquellos momentos estaba estudiando; pide el calzado, sube a un lugar desde el que podía contemplarse mejor aquel prodigio. La nube surgía sin que los que miraban desde lejos pudieran averiguar con seguridad de qué monte (luego se supo que había sido el Vesubio), mostrando un aspecto y una forma que recordaba más a un pino […] que a ningún otro árbol. Pues tras alzarse a gran altura como si fuese el tronco de un árbol larguísimo, se abría como en ramas; yo imagino que esto era porque había sido lanzada hacia arriba por la primera erupción; luego, cuando la fuerza de esta había decaído, debilitada o incluso vencida por su propio peso se disipaba a lo ancho, a veces de un color blanco, otras sucio y manchado a causa de la tierra o cenizas que transportaba. A mi tío, como hombre sabio que era, le pareció que se trataba de un fenómeno importante y que merecía ser contemplado desde más cerca.”
Plinio manifestó que varios temblores de tierra fueron percibidos en el momento de la erupción y que fueron seguidos por una violentísima sacudida del terreno. También apuntó que la ceniza iba cayendo en espesísimas capas y que la ciudad iba siendo evacuada, y que entonces el sol fue tapado por la erupción y que la luz cedió ante la oscuridad. Además, que el mar fue ocultado y que fue contenido por un «terremoto», un fenómeno que los modernos geólogos llaman tsunami.
Plinio el Viejo
El tío de Plinio el Joven, Plinio el Viejo, estaba mientras tanto al mando de la flota romana en Miseno, en el extremo opuesto de la bahía, y decidió fletar varios barcos para investigar el fenómeno a punto de suceder. Se les encomendó también la misión de rescatar a aquellos que permanecían al pie del volcán. Estando a punto de partir, un mensajero llegó con la misiva de una amiga de Plinio que vivía en la costa cercana al pie del volcán implorándole que la rescatara. Él salió para cruzar la bahía, pero se encontró con espesas lluvias de cenizas calientes, pedazos de pumita y trozos de roca que, alterando la línea de la costa y las profundidades de las aguas, le obstaculizaron el acceso a la orilla y le impidieron desembarcar allí. El viento del sur reinante también se sumó para impedirle desembarcar, pero siguió hacia el sur hasta Estabia (a unos 4,5 kilómetros de Pompeya), donde desembarcó y obtuvo refugio de su amigo Pomponiano. Éste, tenía ya cargado un barco con sus posesiones y estaba preparado para partir, pero el viento sopló en su contra.
Plinio y su grupo vieron como las llamas descendían desde varias partes de la montaña (probablemente oleadas de flujos piroclásticos, las cuales más tarde destruirían Pompeya y Herculano). Tras quedarse durante la noche, el grupo decidió evacuar a pesar de la lluvia de tefra porque de seguir allí la amenazadora y violenta tierra derrumbaría el edificio. Plinio, Pomponiano y sus compañeros volvieron hacia la playa con almohadas atadas en sus cabezas para protegerse de la avalancha de rocas. Pero había tanta ceniza en el aire que el grupo apenas veía a través de la oscuridad y necesitaba antorchas y fanales para encontrar el camino.
Al llegar a la playa, se encontraron con que las violentas sacudidas del agua, provocadas por los terremotos, hacían imposible la huída por mar.
Plinio el Viejo se desplomó y murió. En la primera carta a Tácito, su sobrino insinúa que fue debido a la inhalación de venenos, sulfurosos o gases, aunque también pudo ser por un golpe o un infarto.
“Mi tío decidió bajar hasta la playa y ver sobre el lugar si era posible una salida por mar, pero este permanecía todavía violento y peligroso. Allí, recostándose sobre un lienzo extendido sobre el terreno, mi tío pidió repetidamente agua fría para beber. Luego, las llamas y el olor del azufre, anuncio de que el fuego se aproximaba, ponen en fuga a sus compañeros, a él en cambio le animan a seguir. Apoyándose en dos jóvenes esclavos pudo ponerse en pie, pero al punto se desplomó, porque, como yo supongo, la densa humareda le impidió respirar y le cerró la laringe, que tenía de nacimiento delicada y estrecha y que con frecuencia se inflamaba. Cuando volvió el día (que era el tercero a contar desde el último que él había visto), su cuerpo fue encontrado intacto, en perfecto estado y cubierto con la vestimenta que llevaba: el aspecto de su cuerpo más parecía el de una persona descansando que el de un difunto.”
Pompeya hoy
Pompeya se ha convertido en un destino turístico muy popular de Italia. Actualmente es parte del Parque nacional del Vesubio, más amplio, y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1997.
Para combatir los problemas relacionados con el turismo, el cuerpo rector de Pompeya, la “Soprintendenza Archaeological di Pompei” ha comenzado a emitir nuevas entradas para permitir a los turistas visitar también ciudades como Herculano y Estabia así como la Villa Poppaea, con la finalidad de animar a los visitantes a ver estos lugares y reducir la presión sobre Pompeya.
Pompeya es, además, parte importante del motor económico de la vecina ciudad de Pompei. Desde la ciudad moderna se puede acceder a las ruinas caminando o en coche. También es posible llegar hasta allí en tren.
El ritmo de las excavaciones en el lugar ha disminuido. Además, Pompeya está menos accesible a los turistas, en general, con menos de un tercio de todos los edificios abiertos en los años sesenta disponibles actualmente para la visita pública. No obstante, las secciones de la ciudad antigua abiertas al público son amplias, aunque se echa de menos algo más de vigilancia, cuidado y mantenimiento.
El peligro latente
Tres millones de personas viven en las zonas aledañas y los responsables de la seguridad del Monte Vesubio estiman que si éste entrara en erupción y no se realizara la advertencia suficiente, sería imposible que todos lograran escapar del peligro inminente.
Considerado como uno de los volcanes más supervisado del mundo, el Vesubio es sin embargo uno de los más peligrosos en su tipo (de los explosivos), ya que está ubicado dentro de una zona con alta densidad de población.
En relación a los peligros a los cuales se enfrenta la población cercana al monte Vesubio ante una posible erupción que causaría grandes estragos, las autoridades italianas insisten que habría un aviso varias semanas antes de que se produjese una erupción. Pero entre los científicos de la zona hay quien cree que el plazo sería solamente de un día, y que “no considerar el peor panorama es criminal”, ello teniendo en cuenta, además, que el hospital más grande de Italia meridional se está construyendo en la trayectoria del flujo de lava. “Es una decisión totalmente imprudente, dictada probablemente por política”.
En el artículo «La tensa espera de lo impredecible» se señala que:
“El Vesubio, de casi 1.300 metros de altura, es considerado uno de los volcanes más peligrosos e impredecibles de Europa. En reiteradas ocasiones, expertos italianos advirtieron que cuanto más tiempo pase para que se produzca una gran erupción, peor se prevé que será. […] «El Vesubio es un polvorín», indicó hace años el funcionario responsable de protección civil, cuando se realizaron ejercicios de evacuación.”
El Vesubio es el único volcán en tierra firme del continente europeo que ha tenido erupciones en los últimos 100 años. Los otros dos que se encuentran en Italia, el Etna y el Strómboli, están en las islas.
Reflexión final: medidas preventivas
Para la reflexión final, he rescatado parte de este texto, ya que creo define bien cual es el pensamiento de aquellos que piensan y pensamos en clave de prevención en el momento de enfrentarnos a una situación de este tipo:
“Cuando surgen catástrofes de gran magnitud con el resultado de cientos de muertos, una de las primeras preguntas que surgen es ¿quien tiene la culpa? ¿Se podría haber anticipado?, ¿se pudo reducir la cantidad de muertes? Muchos piensan y en parte con justa razón que cuando la naturaleza se desata, no hay poder humano que la detenga, por lo que no se pueden señalar responsables. Por otro lado muchos comienzan a achacar los errores y falta de previsión que maximiza los efectos destructores de las catástrofes.”
Como bien se dice un poco más adelante, Amenaza y Vulnerabilidad son conceptos a tener muy en cuenta. El caso de Pompeya, sabedores de los antecedentes, quizá nos exija un mayor grado de atención.
Más información
Sobre Pompeya
- http://www.pompeiturismo.it/index.php?lang=es (En castellano)
- http://www.20minutos.es/noticia/396089/0/pompeya/emergencia/italia/
- http://pompeya.desdeinter.net/pomp.htm
- http://www.ngviajes.com/articulo.jsp?id=154098
- http://www.ngviajes.com/articulo.jsp?id=159390
Interesante mapa interactivo sobre el que puedes acceder a interesante material gráfico
Monte Vesubio
Galería de fotos y video que ilustran el artículo
- http://www.flickr.com/photos/sifro/sets/72157607189627243/
- http://www.youtube.com/watch?v=Nx67nalqfUY
- Artículo elaborado con algunos datos extraídos del artículo Monte Vesubio de Wikipedia. Se otorga permiso para copiar, distribuir y/o modificar este documento bajo los términos de la Licencia de Documentación Libre GNU, Versión 1.2 o cualquier otra versión posterior publicada por la Fundación para el Software Libre; sin Secciones Invariantes ni Textos de Cubierta Delantera ni Textos de Cubierta Trasera. Una copia de la licencia está incluida en la sección titulada «GNU Free Documentation License«.
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NOTA: Salvo que se indique lo contrario las imágenes son de Sigfrido González Pardo.
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