Silencio; imposibilidad de expresar el dolor por la pérdida humana y otras pérdidas como los lazos familiares, la seguridad, la vivienda…; el exilio de no pocos; además de fragilidad psicológica son algunas de las consecuencias psicosociales todavía presentes de dos de los episodios de nuestro pasado más reciente: la Guerra Civil y la postguerra.
El testimonio del sufrimiento, en sus múltiples formas; el conocimiento real de «lo que pasó»; y el reconocimiento de los afectados como tales por parte de la sociedad española, cuando menos, suponen un alivio y abren la puerta a la reconstrucción de la dignidad personal e histórica. Así puede hablarse de salud mental.
Artículo publicado en el El País. Salud. nº 8. 10 de noviembre de 2007 (PDF 1,5 MB)
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