Desde, probablemente, el año pasado asistimos a un serial sin fin de declaraciones de emergencias climáticas a cargo de instituciones de todo tipo, desde todos los niveles y procedentes de múltiples países, puesto que «el debate sobre el calentamiento global y su origen antrópico está prácticamente cerrado en el ámbito científico».
Las emergencias, sean naturales o antrópicas, por su propia definición lo que precisan son acciones, generalmente, inmediatas ante hechos indeseables y de consecuencias negativas para las personas y su entorno social y ambiental. Si bien asociamos las emergencias de cualquier tipo con acciones asistenciales desde diferentes especialidades y a cargo de sus profesionales, la llamada «emergencia climática» es un tipo de emergencia singular caracterizado por acciones preventivas desde múltiples ámbitos, por un lado, y de la exigente necesidad de implicación de la población en la resolución, por otro. Ambas compatibles. Es una oportunidad de trabajo social en emergencias desde la participación comunitaria (y, también, individual y grupal).
Confiemos en que no suceda que «las declaraciones, como las palabras, a menudo se las lleva el viento»…. y no digamos si éste es huracanado.
Más información: https://theconversation.com/cuantas-emergencias-climaticas-hacen-falta-131236
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