Sucedió el día 6 de abril, pero ya muchos no se acuerdan. Es una de las consecuencias de la sociedad de nuestros días: los medios de comunicación y nuestra cabeza hacen actualidad el mañana, ni siquiera el hoy, y dejan en el olvido el ayer.
Ese día, lunes, se inició una concatenación diaria de seísmos que arrasaron, humana y materialmente, la región de los Abruzos, en el centro de Italia, cuya capital es L’Aquila. Al final de la semana se conoció que eran en torno a 300 las personas muertas, había 1.500 heridos, unas 50.000 personas han perdido su casa, un pueblo (Onna) de 350 habitantes había desaparecido del mapa, unos 17.000 afectados han pasado a vivir en tiendas de campaña y que un hospital (San Salvatore) había quedado inservible en un 90%.
Y poco más se supo, como si un nuevo terremoto se hubiera tragado una realidad, o como si hubiéramos tenido un mal sueño que hay que olvidar, porque nos angustia al recordarlo.
En el aire, todavía muchas preguntas sin respuesta: ¿Cómo es posible que en un país desarrollado, de la Unión Europea, como Italia, mueran 300 personas por un terremoto con intensidad máxima de 5,3?; ¿por qué se permitió la construcción de casas con materiales tan endebles, más tratándose de una zona sísmica?; ¿cómo se explica que un hospital inaugurado en el 2000, quede inservible?
Por otra parte, los primeros momentos ya pasaron y también uno se pregunta, ¿qué ha sido y qué va a ser de tanta gente “en la calle”?; ¿y cómo es posible que ya, prácticamente, no sepamos nada de un hecho semejante?
Sin duda, algo está fallando. Un país, sea el que sea, no puede considerarse, (ni autoconsiderarse) con “altas cotas de bienestar” cuando no entiende la previsión y la prevención, en definitiva la seguridad (en el más amplio sentido), como un valor de la sociedad.
En la misma línea de importancia está el después de. Un trabajo en un espacio y un tiempo diferentes a la inmediatez de la respuesta, donde la mala noticia ha dejado de ser noticia y, sin embargo, los afectados siguen precisando de apoyo psicosocial para rehacer sus vidas, como individuos y como colectividad.
La emergencia pudo no haber sido lo que fue y lo que todavía es… una catástrofe. Por ello, técnicos de las diferentes especialidades de la ayuda y el socorro inmediato, gestores y políticos responsables de emergencias y, por supuesto, los ciudadanos, están convocados a NO reeditar lo sucedido… en L’Aquila y en cualquier lugar del mundo.
En este número, sin dejar Italia, Sigfrido González nos transporta en el túnel del tiempo al extremo opuesto de L’Aquila, a Pompeya. Sobre qué ocurrió, las causas y consecuencias, testimonios de los que presenciaron la erupción del Vesubio (año 79 d. C.), etc., nos hace memoria su autor en un artículo recopilatorio aderezado con su observación profesional sobre el terreno.
Cruzamos el charco y desde Argentina conocemos el equipo de salud mental adscrito al área de Urgencias del hospital pediátrico Dr. Pedro de Elizalde de Buenos Aires. Un equipo multidisciplinar (trabajadores sociales, psicólogos y psiquiatras), que entró en funcionamiento a mediados de 2007 con el objetivo de “alojar el padecimiento subjetivo y contemplar el entramado social respondiendo ante las situaciones de crisis de un sujeto y su grupo familiar”.
Entrevistamos a Mª José Gil Blasco que, además de gerente del Colegio Profesional de Trabajadores Sociales de Aragón, es la directora del Grupo de Intervención Social en Emergencias (GISE). Nos da a conocer su punto de vista en torno al mundo de las emergencias y la atención a los problemas sociales que generan y, también, nos habla de la gestación y el momento actual del Grupo.
El Dr. Cobo Plana, médico forense y director del Instituto de Medicina Legal de Aragón, nos aporta “reflexiones y realidades diarias, y, también proyectos de futuro” en torno a los trabajadores sociales forenses como profesionales integrados en los equipos forenses, tomando como ejemplo la respuesta frente a la violencia de género.
Itziar Herrero es una mujer con amplia experiencia en todo tipo de emergencias. Primero trabajó como técnico de emergencias y hoy es trabajadora social. Ella pone palabras (y sentimiento) a una vivencia personal difícil prolongada en el tiempo y, desde ahí, nos trasmite la necesidad y la importancia del cuidado de la salud mental de los trabajadores de situaciones críticas.
“La cuenta atrás” y “Riesgos y catástrofes. Actitudes y conductas en la sociedad española” son dos formas de conocimiento de la realidad desde perspectivas diferentes: la historia gráfica o cómic, la primera, que evoca el desastre del Prestige en las costas gallegas en noviembre de 2002; y la investigación, la otra, en dos partes y recogida en sendos volúmenes que se planteó como objetivo conocer las actitudes de los españoles frente a situaciones de catástrofe. Ambas propuestas en la agenda de sugerencias. Y en nuestra sección de última hora, acercamos un artículo rotundo y, a la vez, reivindicativo del reconocido fotoperiodista Gervasio Sánchez en torno al uso del lenguaje y la potencia de las imágenes en el marco bélico.
Los casi tres años de existencia de Psicosocial & Emergencias nos han permitido conocer al lector y sus necesidades. Así es que, teniendo siempre en cuenta sus demandas y propuestas y, también, las aportaciones de nuestros colaboradores, hemos lanzado un nuevo formato diseñado y desarrollado, como sigue siendo habitual desde su gestación, por Mácula Estudio Creativo.
En nombre de todo el equipo de colaboradores, gracias una vez más por las aportaciones.
Que todos Vds. lectores disfruten con el nuevo número y el nuevo formato.
- Gracias a todos. Hasta siempre - 19 enero, 2022
- La atención social en las emergencias colectivas y extraordinarias. Análisis a partir de la nueva ley del Sistema Nacional de Protección Civil de España - 20 febrero, 2018
- Manual de atención psicosocial en emergencias para trabajadores sociales y otros profesionales de la ayuda - 30 marzo, 2013