Es para mí un momento de inmensa alegría daros la bienvenida, en nombre de todo el equipo de asesores-colaboradores, a Psicosocial & Emergencias.
Estas primeras líneas que tengo el privilegio de dirigiros quiero que sean de memoria compartida con todos los que nos dedicamos a ayudar, desde nuestra parcela profesional específica, a quien lo necesita en momentos difíciles.
Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.Antonio Machado
En el despegue de este nuevo proyecto siento la necesidad de volver la vista atrás y rememorar desde dónde, cómo y en qué momento se inició el camino de la actual intervención psicosocial en emergencias en España. Un ejercicio de memoria que me conduce a la reflexión y con ésta a valorar el trabajo realizado en cada momento de nuestra historia social.
Hace ahora poco más de 20 años, y siete después de inaugurada la era democrática, en 1985, que España estrenaba Ley de Protección Civil. Se daba afirmación al primero de los derechos fundamentales, a la vez que una obligación de los poderes públicos: el derecho a la vida y a la integridad física.
Sin embargo hubo que esperar hasta 1992, para que la Norma Básica de Protección Civil aportara las directrices esenciales que deben contener los planes de protección civil-emergencias y, a su vez, la concreción de las competencias y responsabilidades de las distintas Administraciones.
Ambos documentos plasmaron, entre otras, la asistencia social y el albergue de emergencia como dos acciones de socorro necesarias en situaciones de “grave riesgo colectivo, calamidad pública o catástrofe extraordinaria, en la que la seguridad y la vida de las personas pueden sucumbir masivamente”.
De esta manera, la Acción Social en el marco de las emergencias, jurídicamente hablando, echaba a andar.
Sin embargo, es de justicia señalar que la Acción Social en emergencias, sin tratarse éstas de eventos catastróficos, era ya una realidad hacía tiempo. A modo de ejemplo, los trabajadores sociales sanitarios ya estaban desde los años 60, y siguen estando, en los servicios de urgencias de la red de hospitales públicos resolviendo la problemática social derivada de las urgencias-emergencias del día a día.
Pero fue la catástrofe del camping “Las Nieves” en Biescas (Huesca), en agosto de 1996, la que abrió los ojos a la necesidad de atención a los problemas y necesidades de carácter social y psicológico de los afectados directos, de sus familiares y otros allegados e incluso de los profesionales y voluntarios actuantes. Casi sin darnos cuenta, se abría una nueva etapa en el trabajo en grandes emergencias; y Aragón que no había hecho más que estrenar, hacía un año, su Plan Territorial de Protección Civil, se convertía en el espejo de otras Comunidades Autónomas en esta materia.
Desde ese momento, y sin descanso hasta nuestros días, se han ido sucediendo cambios reseñables: así pues, Organismos, Instituciones, Servicios y ONG de emergencia se afanan en la reestructuración de sus dispositivos en el intento de dar respuesta a los problemas y necesidades, tanto de nuestra sociedad como en contextos internacionales, ante situaciones de peligro, amenaza, destrucción y pérdida. A su vez, el término psicosocial es adoptado por el mundo de las emergencias, más como equipo de trabajo multiprofesional (psico-social) que como un modelo de entender y de hacer de la actividad humana basado en la indisociable relación mutua entre la persona y su contexto social y condiciones de vida. Y, al mismo tiempo, los planes en emergencias se transforman y van abriendo paso a términos como “emergencias individuales y familiares”; que se van traduciendo en una nueva concepción de la emergencia con repercusiones profundas en su abordaje.
Sucesos como las inundaciones de Badajoz y Melilla (1997); el accidente aéreo en este último lugar un año más tarde; los accidentes de autobús en la Muela (Zaragoza, 1999) y Soria (2000); además de múltiples atentados terroristas con mención especial al 11M en Madrid (2004), contaron ya con múltiples dispositivos de atención social y psicológica.
Los nuevos aires políticos iniciados en la crítica primavera del 2004 alcanzaron a la Dirección General de Protección Civil que, entre otros cambios, amplió su nombre a “y de Emergencias”; quizás en un intento por adaptarse a las tendencias actuales en situaciones de crisis.
Desde sus inicios, las actuaciones psicosociales se han visto complementadas por otras de carácter formativo tanto desde instancias públicas como privadas, que tuvieron como acto relevante el “Congreso nacional de intervención psicosocial en emergencias y catástrofes” celebrado en Huesca (2004), coincidencia casual en el año del 11M, y que supuso el espaldarazo social a dicha tarea.
Y llegamos a aquí y ahora. Año 2006, nace la revista digital Psicosocial & Emergencias. De la mano de un equipo inquieto e ilusionado de asesores y colaboradores de diversas disciplinas, como no podía ser de otra manera, pretende ser un punto de encuentro sin fronteras.
La palabra, la imagen, incluso la voz de afectados directos, familiares y amigos, grupos de ayuda mutua, profesionales y voluntarios de la emergencia, colegios profesionales, universidades, asociaciones, etc., nos va a permitir conocer, intercambiar, opinar, estudiar, reflexionar, en definitiva, seguir aprendiendo para mejorar el trabajo psicosocial en el marco de las emergencias y catástrofes.
En esta línea, Psicosocial & Emergencias pone a disposición de todo el que lo desee este espacio permanente e internacional de expresión para aportar conocimientos, memoria, recursos, vivencias personales, etc. que contribuyan a los objetivos propuestos: desde el ámbito de la prevención primaria a la rehabilitación psicosocial; desde la intervención individual al trabajo comunitario; y, por supuesto, para todo el mundo desde España.
Con una periodicidad semestral, Psicosocial & Emergencias se presenta a sus lectores en un formato articulado en ocho secciones:
Editorial; Conociendo recursos; Haciendo memoria; Entrevistas; En primera persona; Artículos y reflexiones; Escuchando al lector; Agenda de sugerencias; Última hora y El recorte.
En este primer número, hacemos memoria de la mano del Dr. Cobo, médico forense, que como coordinador que fue del operativo referido a los fallecidos, familiares y otros allegados en la catástrofe de Biescas (Huesca) nos aporta Algunas reflexiones sobre la catástrofe de Biescas de 1996, diez años después.
En julio de 2000 un accidente de autobús acabó con la vida de 28 personas, casi la totalidad eran adolescentes. Tres años después, padres de los chavales fallecidos decidieron crear la asociación Un Nou Horitzó. Ellos nos abren la puerta de un recurso social de interés en un espacio tan poco desarrollado como es la rehabilitación psicosocial en eventos traumáticos.
Los profesionales y voluntarios de la emergencia también tenemos interrogantes, inquietudes, temores… porque somos humanos y trabajamos con humanos. Olivier Llinares, enfermero de urgencias psiquiátricas en Pau (Francia), nos aporta en Primera persona su vivencia en el tsunami que asoló Banda Aceh (Indonesia) en diciembre de 2004.
Belén Pulgar y Olga Cañas son dos trabajadoras sociales con mucha experiencia en el trabajo con víctimas de atentados terroristas. El estudio y tratamiento de casos desde la Subdirección de Víctimas del Terrorismo del Ministerio de Interior, les ha permitido sacar algunas conclusiones que, sin duda, permitirán mejorar la atención psicosocial en este campo.
Beatriz Bueno entrevista a Darío Pérez, director del SAMUR Social. Un servicio pionero del Área de Gobierno de Empleo y Servicios a la Ciudadanía del Ayuntamiento de Madrid para responder a la problemática social de las diferentes emergencias de la ciudad de Madrid.
Los conflictos bélicos son catástrofes de consecuencias psicosociales inenarrables. Sigfrido González abre la sección de Agenda de sugerencias proponiéndonos un viaje a la memoria del terror, la vergüenza, la culpa, la indignidad de los que sufrieron; y, también, a la capacidad humana para sobrevivir… y destruir: lo que nunca debió pasar… y que sigue pasando.
La intervención social en emergencias es el monográfico editado recientemente por la revista Servicios Sociales y Política Social. Una invitación inexcusable para los inquietos en la materia.
Acercamos al lector/a la sensibilidad e inquietud de los otros medios de comunicación hacia el tema objeto de difusión. En este primer número El recorte que traemos fue publicado en diario El País el 4 de noviembre. Una convocatoria a la escucha y la reflexión.
Y, como todo medio de comunicación que se precie, queremos mejorar escuchando al lector; que, en este número, también dispone de noticias de última hora.
Sería injusto cerrar este Editorial sin reconocer el trabajo de “los que están detrás”. Mácula Estudio Creativo ha conjugado buen hacer y compromiso social para hacer real, a la vez que sostenible, este proyecto; y ha puesto especial interés en que Psicosocial & Emergencias sea más accesible, tanto para personas con alguna discapacidad, como para aquéllas que no disponen, de momento, de tecnologías tan resolutivas.
Deseo para todos, desde estas líneas, que no nos falten ganas de seguir mejorando en la tarea que tanto nos gusta: ayudar a quienes lo precisan en momentos tan súbitos e imprevistos como dolorosos.
Psicosocial & Emergencias es, desde ya y para todos, una herramienta para seguir haciendo camino al andar.
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