No nos queda otra opción que resignarnos, no encontramos llamadas esperanzadoras sino de llanto, somos reos del miedo y nuestra vida se ve condicionada por una atroz sensación de fragilidad estando a merced del pánico, el mundo vive pendiente y condicionado a la hora de hacer o no hacer con normalidad en función de sus manifestaciones, tenemos sentimientos de vulnerabilidad ante la vida y un estado de alerta generalizado que deriva en la distimia más absoluta… ¿Suena razonable o toda una locura digna de la mejor película de ciencia ficción?
El terrorismo contemporáneo puede generar en la sociedad todos estos pensamientos, enmarcándolos dentro de una rotunda indefensión aprendida (convicción creada tras repetidas frustraciones, que genera la creencia que la realidad no es modificable y por tanto, sólo queda esperar pasivamente a que vuelva a ocurrir lo peor) ante la presente manifestación de atentados a nivel internacional de alto impacto social y de gran calibre deshumanizador, pudiendo anular la capacidad de toma de control de muchas personas por la interpretación cognitiva y emocional de estas vivencias, ya se hagan a nivel personal como empática. El terrorismo es uno de los principales problemas de nuestro tiempo y los terroristas tienen acaparada nuestra atención ya que en mayor o menor medida, todos nos encontramos viviendo con miedo en aeropuertos o estaciones de transporte abarrotadas, las fronteras están inquietas y los centros comerciales respiran incertidumbre.
Se puede aprender a no tener esperanza a la hora de controlar una situación aversiva hasta llegar a no responder ante ella por mucho sufrimiento que esta nos esté generando. Podemos remitimos a los campos de concentración para evidenciar de manera clara dicha indefensión: era tal el aprendizaje que los castigos no estaban relacionados con la conducta (hicieran lo que hicieran no había una norma a seguir para evitarlos) y la consecuente creencia de no poder hacer nada para controlarlos, que intentar encontrar una respuesta funcional que les librase de ellos para poder salir de allí, era algo impensable a pesar de darse oportunidades para hacerlo. La indefensión aprendida les generaba tal reducción de motivación y falta de percepción de control sobre lo que les rodeaba, que llegaban a ver las puertas del campo abiertas, ser millones de recluidos y aún pudiendo unirse a favor de una potente causa común… no hacer absolutamente nada.
La indefensión aprendida tiene su origen en una percepción subjetiva de pérdida. Diversos estudios experimentales coinciden en una consideración: nuestra capacidad de adaptación al medio viene determinada en un 30 por ciento por factores genéticos y el resto es cosa nuestra, depende de todo lo que ocurre a partir del nacimiento (experiencia, ambiente, etc.), de manera que aunque factores genéticos y ambientales nos influyan, una motivación que nos apasione o una firme creencia, normalmente será más potente que cualquier instinto. Esto es aplicable en positivo como en negativo, de manera que tanto los terroristas pueden sentir esa pasión por conseguir una masacre como el resto de la sociedad por sus ideales, compromiso y valentía común.
El terrorismo en la actualidad se nutre de la diversidad grupal en torno a una creencia irracional, fanatismo, brutalidad global ante el sistema mundial, la difusión de las redes sociales y los medios de comunicación. Su objetivo es tan concreto como etéreo: el mundo. ¿Quién puede competir contra la irracionalidad del fanatismo?, ¿Quién puede equipararse ante aquellos que no tienen nada que perder porque su lucha es contra todos y pese a todo?, ¿Qué se puede hacer sino resignarse ante un terrorismo abierto a la destrucción e indiscriminación?. La intención, medios y oportunidades son sus agentes de intervención pero, ¿Cuáles son los nuestros? ¿Qué podemos hacer ante semejante disparate global?:
- Empoderarnos desde el sentimiento de pertenencia.
- Reforzar nuestro del locus de control interno.
- Establecer objetivos concretos, alcanzables y comunes mediante acciones simples.
- Generar pensamiento global y acción local.
- No esperar milagros ni soluciones que estén fuera de nuestra acción grupal.
- Liderar la educación como antídoto contra la ignorancia, fundamentalismo e intolerancia.
Hace unas semanas tuvo lugar la reanudación del concierto fatalmente interrumpido por los atentados terroristas de París en la sala Bataclan el 13 de noviembre del 2015. Qué mejor antídoto contra la indefensión, que mostrar al mundo la unión y control frente al terrorismo. El concierto por decisión del grupo, sin miedo y de frente, ahora sí… ha terminado. El problema del terrorismo es complejo y una solución eficaz también. La cooperación social basada en un objetivo común, la activación de mecanismos funcionales mediante los que actuar contra él (negación de apoyo financiero, dificultad de acceso a los medios y redes sociales, manifestaciones, etc.) y el apoyo visible de las instituciones que trabajan por preservar la libertad ciudadana, son antídotos para empoderar a la sociedad y, por tanto, preservarla de una indefensión aprendida muy recurrente cuando cada día cuesta más mirar al mundo de cara y reconocer aquello que lo hace humano.
BIBLIOGRAFÍA:
- LAQUEUR, Walter (2003): La guerra sin fin: Terrorismo del siglo XXI. Destino.
- LAQUEUR, Walter (2003): Una historia del terrorismo. Paidós.
- Indefensión aprendida y terrorismo - 11 abril, 2016
Muy buen articulo. Sigo atento al desarrollo de la revista. Espero en algun momento poder compartir personalmente las experiencias.
Un gran abrazo
¡Muchas gracias, Miguel Ángel!
Me encantaría que así fuese. Mientras tanto, seguiremos compartiendo experiencias mediante la revista.
Un abrazo y lo dicho, gracias por tus palabras.
Un cordial saludo para Alicia y quienes participan en el foro. Nosotros en Colombia y muy especialmente en Medellìn desde donde les escribo, vivimos en los años 90 esta situación casi a diario con los atentados perpetrados por el narcotrafico, conozco y viví el sentimiento de indefensiòn que se siente, la incertidumbre de no saber si terminaras el día, si llegaras en la noche a casa, o si por el contrario, saldrás herido o muerto en cualquier sitio de la ciudad. Lo vivimos como ciudadano común y lo atendí como psicólogo de emergencias con Cruz Roja. Una gran enseñanza que nos dejo toda esta situación es que una respuesta comunitaria alrededor de actividades que congreguen, que promuevan estar unidos, como recitales, conciertos, presentaciones artísticas, son una muy buena respuesta al miedo, a la indefensiòn aprendida, porque frente al terrorismo que genera miedo, angustia, desconcierto, esta la promoción de la resiliencia individual y a partir de esta una construcción de resiliencia colectiva. es poder decir: «si, me da miedo, sinembargo lo voy a enfrentar, no dejare que mi vida se detenga solo por miedo», poruqe entonces el terrorismo habra gando su batalla.
Toda adversidad como bien dices, Miguel Ángel, lleva consigo implícita la oportunidad de salir fortalecidos de ella. De la resiliencia individual a la comunitaria hay un «pequeño» paso que se genera como bien comentas desde esa puesta en común de ideales, manifestaciones varias de unión y sentimientos compartidos. Como diría Galeano: «muchas gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo»…
Enhorabuena por por tu actuación como psicólogo de emergencias en Cruz Roja y gracias por compartir tu experiencia personal: representa totalmente lo que quise mostrar en el artículo.
Esto es lo que sucede en Venezuela por la violencia, el control social y la represión ejercida desde el estado. Y si, resulta frustrante ver como las ilusiones de un pueblo amenazan la estabilidad emocional al ver que lo más básico, como lo son las necesidades primaria, no pueden ser satisfechas, entre muchas otras como la seguridad, para sumergirlos en un gran sentimiento de indefensión no hay alimentos, medicinas, seguridad, salud, luz, agua…¿Este tipo de autocracia disfrazada de democracia será la nueva forma de implantar la dictadura moderna? se puede calificar esto como un terrorismo ejercido desde el estado? Tú qué opinas Alicia? me encantaría tu opinión
¡Hola María!
Estoy al tanto de la situación que vives en Venezuela y la verdad es que cada vez que oigo o leo algo al respecto, pienso que sin duda, en el momento en el que un partido político tras ser votado por el pueblo utiliza ese poder para mermar la capacidad institucional que está dirigida a generar bienestar, sin duda, dista mucho de lo que es una democracia «real», asemejandose más a lo que tú comentas y comparto, una autocracia. Considero la imposición, sometimiento y ausencia de diálogo, una clara muestra de terrorismo, sea cual sea su ámbito de actuación. Permanecer callados es un derecho, nunca debería ser una obligación.
María, pienso que tu planteamiento, tu posicionamiento… ya es hacer algo significativo. La indiferencia y asumir que «es lo que hay y nada más», ayudan a perpetuar esa situación y contribuye totalmente a la indefensión aprendida.
Te animo a que desde tu realidad más inmediata, sigas manifestando tu visión, tus ideales comunitarios y te agarres al sentimiento de pertenencia y resiliencia que muchos compartimos independientemente del lugar en el mundo en que nos encontremos.
Estoy contigo.
¡Un abrazo!
Muchas gracias Alicia por tu tiempo y si, desde nuestros espacios seguiremos trabajando en esto…Un gran abrazo, me encantan tus artículos son excelentes!!!
Muchas gracias por diseccionar tan bien la indefensión aprendida, lo paralizante que puede ser y la sinrazón manipuladora del terrorismo. Es difícil de encontrar artículos que traten de una manera tan sincera un tema tan complejo como este, así que lo comparto para que llegue acuantos más, mejor.
Muchas gracias Alicia y enhorabuena!!
Muchas gracias por tus palabras, por compartir el artículo y por formar parte de todos/as los que creemos que la unión… hace la fuerza.
¡Un abrazo, Juande!