Es la frase utilizada para invocar protección jurídica en iglesias y monasterios frente a las autoridades civiles.
Quizás sea la expresión más representativa del nacimiento del derecho de asilo, «un concepto que ya se utilizaba en la Grecia clásica y que ha recorrido la historia de la humanidad hasta su formulación actual posterior a la II Guerra Mundial».
El artículo que acercamos, de Guillermo Altares para El País (05/02/2017, edición impresa), hace un breve recorrido histórico de este derecho internacional de tradición milenaria que, a pesar de su reconocimiento por la ONU como uno de los Derechos Humanos (Art. 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos) y en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados (1951), es de enorme actualidad y, desafortunadamente, en horas bajas por la actitud de determinados países democráticos.
Merece la pena saber de la historia de la humanidad a través del derecho de asilo. Parece que “después de siglos de guerras, catástrofes y persecuciones”, lo poco que hemos aprendido, lo olvidamos.
Leer el artículo completo (06/03/2017, edición digital): http://internacional.elpais.com/internacional/2017/02/03/actualidad/1486136599_323042.html
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