En una de las visitas realizadas al campamento de Croix des Bouquet (Haití), acompañando las universidades UNIBE-USAL, a realizar uno de los operativos médico-psicológico, bajo una carpa de plástico a mediado del mes de abril de 2011 se nos acerco una joven de rasgos dominicanos y hablando en idioma español, nos solicita una entrevista privada la cual ella califica de muy importante y confidencial.
Correspondiéndole a su solicitud nos trasladamos hacia la parte trasera del improvisado hospital y la joven nos confiesa que hace dos años se había escapado de su casa en una zona rural al sur de la Republica Dominicana con un joven de nacionalidad haitiana, ella con la edad de 15 años y él con 17, porque se encontraba embarazada y sentía temor de la reacción de sus tutores (abuela y tía paterna).
Que había llegado al campamento un año después del sismo porque las condiciones de vida en la casa que habitaba con su compañero y su niño se volvieron intolerantes, que deseaba reunirse de nuevo con su familia de la República Dominicana y que sentía temor por las reacciones de rechazo que estos tomaran al saber que ella tenía un niño porque ellos la daban por desaparecida.
Tomamos los números telefónicos de sus familiares y, efectivamente, al cruzar la frontera nos comunicamos con los padres; y en medio de la angustia, desesperación, dolor y alegría, tanto el padre como la madre, tíos, primos y vecinos se alegraron de recibir esta noticia, por lo que procedimos a hacer una reunión familiar orientándolos en el tema de que esta joven debería recibir apoyo familiar en función de que su niño sea aceptado por ellos y que se comprometieran a cuidarle esa criatura al momento de que ella pudiera reiniciar sus estudios y realizar algún curso técnico.
Nuestro siguiente paso fue contactar las autoridades para lograr el cruce de la frontera, ya que esta joven se encontraba viviendo de manera ilegal en el territorio haitiano y hacerle un reconocimiento médico a ella y a su niño, mas luego procedimos a transportarlos. Una vez de este lado de la frontera la algarabía no se hizo esperar: familiares, vecinos y amigos desfilaron por las calles de la ciudad fronteriza Jimani, en el camión del ayuntamiento de su pueblo natal, El Batey 4, dando muestra de bienestar y satisfacción.
Tres días más tarde regresamos a visitar a esta joven madre la cual se encontraba regocijada instalada en su antiguo hogar.
- Reunificación familiar en el campamento post-catástrofe de Haití - 9 marzo, 2012
interesante labor realizada por esta profeccional de la spicologia, la historia es muy conmovedora es bueno saber que al finalizar la joven se reunio con sus seres querido y a su nino puedo regresarlo a un ambiente apropiado para el.